Ahora sí, ya está todo registrado y envuelto, cada paquete con su dirección y código postal, cada nombre de niño con su comportamiento a lo largo del año. “Un año más que cumpliré mi misión”, piensa el viejo y vacía su botella de Chivas 12 años. “Aaghf… ¡Llámenme doce menos cuarto!”
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