Todos los martes y jueves, Edemil toma sus entrañas con una mano y las desparrama (cuidadosamente, las más de las veces) sobre el diván de Mónica, su analista. Todo rincón oscuro y cada húmedo doblez se convierten en llanura desnuda. Froid y Pezón Riviere (debidamente enmarcados y duros, como corresponde) se miran y se muerden el labio inferior varias veces durante cada sesión.
-¿Ve esa manchita ahi? –dice, sentado en la ventana y señalando algún punto de las vísceras.
-No, ¿adónde?
-Ahi, al lado del páncreas.
-Aaaah, sí, del páncreas.
-Es cuando mi viejo me surtía.
-Ajá… Bueno, Enrique, vamos juntando que son menos diez. No se olvide nada, ¿eh? ¿Nos vemos el jueves?
-Sí. Tome, los mil pesos de hoy.
-Enrique…
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