Interior. Noche. Sofá de uno televidente cualquieras.
…en fin… estudios centrales.
-Qué loco eso del blorg, blorg… ¿cómo se llama eso?
-¿Qué decí?
Vamos a una pausa, enseguida volvemos.
-Nada.
-Qué bajón, mañana ya es lunes.
-Sí, dos días no alcanzan...
-Che negra, andate al kioko y traete una Quilme.
-Dame plata.
-Tomá, cuando volvá te parto esa boca…
-Siempre me decí lo mimo vo, ¿no tené otra idea, eh?
-Sí, cuando volvá te digo la idea que tengo; andá, negra culo susio…
-Ya vengo.
La mujer se pone los cinco mangos en el shor y gira sobre sus talones; las chancletas con la banderita de Brasil se arrastran sobre las baldosas. El perro la sigue y quiere upa. Se siente ruido de llaves en la puerta de calle.
-¿Qué tal Pochi?
-Bien, voy a comprar una Quilme, ya vengo… Vení, Quesito... ¡pero qué perro de mierda, le abrís la puerta y se escapa!
El hombre con la pierna enyesada toma el teléfono y disca unos números. Llama…
-Holá, Don Rubén…
-¡No digas nombres, pelotudo!
-Salió todo bien.
-Ya sé, estoy viendo el noticiero también, llamame después.
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