ENTREVISTA EN “LOS INROCKUPTIBLES”

Llegamos. Por lo que sabemos, nuestro entrevistado ya salió del jacuzzi y se dirige ahora a su sesión de masajes en la sala 2 del mini spa. Mientras tanto, dos de sus seis esposas nos deleitan con cantos tribales y quema de sahumerios. Seis horas después, un Castrillo entre relajado y somnoliento nos da la bienvenida:

C: Cómo te va, che? Decime…
LI: Vine por lo de la entrevista, te acordás?
C: Ah, sí, de Cerdos Imaginarios.
LI: No, Los Inrockuptibles.
C: Ah, sí, sí. Bueno…
LI: Podemos empezar?
C: Dale, metele.

Atino a disparar la primera pregunta y Castrillo me detiene con sus ojos penetrantes y su enorme mano. Dos palmadas suyas y las diosas semidesnudas regresan corriendo hacia los aposentos intercambiando risas y miradas traviesas.

LI: Castrillo, se debate mucho sobre tu lugar de nacimiento…
C: Sí, jajaj, hoy me confunden con un porteño cualquiera, pero si prestaran atención podrían descubrir todavía algún acento de Corral de las Vinchucas, donde nací y viví hasta los nueve años, particularmente cuando arrastro un poco las doble ves y las equis.
LI: Es verdad que en tu ciudad natal todavía existen las famosas pintadas “Castrillo es Dios”?
C: No sé, hace tiempo que no voy, pero aprovecho para decirle a todos mis fans alrededor de este inmenso país que no es para tanto, jejej. Lo mío es hacer feliz a la gente donde quiera que estén, siempre que haya internet, claro, jajajaj.
LI: Cómo ves el uso de mano de obra esclava en el tercer mundo?
C: Y bueno, es como todo… hay gente buena y gente mala.

Se lo ve muy sincero y comprometido a Castrillo, salvo por la extensa colección de Jordans autografiadas que se asoman desde atrás de la cortina y la chopera de plata con Cherry Coca Light Descocainada que manda a traer especialmente desde una aldea en Indonesia, único lugar donde aún sobrevive la bebida.

LI: Cuáles son tus planes para el blog en los próximos meses?
C: Bueno, primero que nada, comprar un monitor de dos pisos para poner en el dúplex, así voy escribiendo mientras subo por el ascensor panorámico. También quiero poner un cajero Banelco en el lobby, para sacar algunos pesos antes de salir a reventar la noche, no? Jaj!
LI: Y los textos?
C: Ahora estoy escribiendo mi primera novela, entonces la página anda un poco descuidada. Querés que te muestre?

Castrillo hunde un dedo en el brazo de su sillón y la descomunal cortina se desliza hacia arriba. Aparece Buenos Aires con toda su furia, las avenidas rojas para allá y blancas para acá. Ya son las ocho y media. Un segundo después, la pantalla se convierte en el Word más grande que hayan visto, con letras de medio metro cada una.

C: Este es el capítulo donde el protagonista descubre que su amante fue una prostituta china en una vida pasada, y se lo cuenta a su psicoanalista… A propósito, vos sabés la diferencia entre musitar y mascullar?
IL: No.
C: Y entre mohín y rictus?
IL: No, tampoco.
C: Pero vos no sos periodista?
IL: Sí…
C: Y no vas a escribir lo que estás grabando?
IL: No, es otra persona que lo hace.
C: Ah. Bueno, no te quiero entretener más, gracias por venir. Querés una Coca?
IL: Eh, noo, gracias.
C: A vos.

Otras dos palmadas resuenan en el aire y tres esposas corren hacia la puerta y la abren sin mucha ceremonia. Las otras tres me toman un poco de los fundillos, un poco del cuello de la remera y me lanzan hacia afuera. Me voy con la impresión de que quedaron muchas preguntas en el tintero. Su fugaz relación con Pata Villanueva, las cuentas en Barbados, los padres internados en un geriátrico de Ushuaia…

En el próximo número:
Nota con Víctor Vitanchu, presidente del fan club de U2 en Avellaneda.

También:
Los cartoneros fantasmas, un fenómeno que nos preocupa a todos. Quiénes son y cómo trabajan los cartoneros que pueden atravesar paredes y llevarse tus botellas y revistas viejas.

RESPETE LA FRANELA

Son las siete y media y ya siento La Necesidad. Hoy más que nunca tengo que llegar rápido al Cuarto. Saco la Barreta, tembloroso, y le doy al espejo del taunus, al farolito del clio, al ventilete de la camioneta. Para que no se acostumbren a irse sin Pagar.