DENSERIO

¿Dale que el cuchillo te cosía la carne de nuevo, que las venas le chupaban tu sangre al piso de la cocina y que otra vez me decías todas esas cosas horribles?
¿Dale que yo no me quedaba horas arrodillado al lado del tacho, la pala y la escoba, que no te pedía a los gritos que volvieras aunque fuera para pedirte perdón?
¿Dale que de acá a unos años no me visitaba en el psiquiátrico el guionista ese de nuestra película, dale que no aparecía al principio “basado en hechos reales”?
¿Dale que todo esto lo inventé nada más que para el blog? ¿Dale? ¿Dale?

(Mala semana para que me lean mis allegados o para que les pase algo en la cocina; cualquier cosa, yo no fui, ¿dale? Dale.)

MELÓN, MELÓN

-¿Vos le rezabas siempre a San Jorge?
-A San Dimas, le rezaba…
-Aaah, es por eso entonces.
-¿Por eso qué?
-Que terminaste acá.
-Ah, tabién… Decime, si sos tan piola vos, ¿porqué no te salvó San Jorge?
-Me robaron la medallita en el bondi.
-Uuy, esta país está de última.
-Es lo que siempre decimos en casa con mi mujer. Al dia siguiente, le voy a afanar a uno… lo arrinconé, le tiré la frase, como siempre… “Dame lo que tengas de valor”.
-¿Y?
-Se le hinchó la vena, se le prendieron los ojos, se me vino al humo con todo. Nunca me había pasado. Se lo tomó al pie de la letra, se envalentonó y me dio para que tenga. Al toque cayeron las trullas derrapantes. Esa misma noche yo estaba dando el culo en la comisería, y dos días después acá.
-Porque no tenías la medallita.
-Porque no tenía la medallita.
-Y decimeee… vos no te habrás conseguido otra, ¿no?
-¿Medallita? No, si todavía… Che Juan, no jodás, no jodás Juan, dale, si somos amigos… ¡Juaaaaaaan! ¡Guardiaaass! ¡San Jorgeeeee!