LA POSTA

Quienes me conocen saben que siempre me meto en situaciones pintorescas, y que de alguna u otra forma sus fragmentos terminan salpicados en estas páginas.
Hoy, por primera vez, lo que voy a contar es TODO VERDAD. Me pasó el viernes en el colectivo. Sí, amigos: no soy un playboy literato, no vivo en Dubai y no tengo un harén con lo más selecto del puterío internacional. No me llamo Rubén y no tengo un Lamborghini Diablo. Soy uno más de los que viajan todos los días de un lado para el otro atrás del mango. Más de uno debe estar sorprendido y al borde del atonismo; recojan sus mandíbulas y sigan leyendo. [Seguir leyendo]

Dos meses atrás me gané un celular en una promoción. Lindo, con mp3, una cámara (lamentable la cámara, pero en fin…). Pasé a escuchar música en la calle después de mucho tiempo, ya que el mp3 ultrapedorrísimo-baratísimo-sinmarca-nosirvenipararrascarselaoreja y el discman sin-g-shock-ni-radio-tragapilasdelorto-descangayadísimo-apartenotengomascds no funcaban más hacía meses.
Siempre discreto y paranoico, mal lo sacaba del bolsillo para pasar los temas; para no llamar la atención, lo usaba con unos auriculares viejos pero pulenta que se escuchaban rebién. Como si eso fuera lo que ese día atrajo al ladrón. Seguramente fue mi justificada apariencia de buen pibe, cagón y mantequita (¿miento? gracias).

Lo debo haber visto en alguna propaganda de celular y se me pegó; estaba de un despreocupado buen humor y me tiré en un asiento casi al fondo (lo que nunca) a escuchar mis mp3 al solcito, pegado a la ventanilla. Faltaban unas veinte cuadras para llegar cuando se me sienta un chabón al lado. Mira para atrás y me dice algo que no entiendo, así que me saco el coso de la oreja.
-¿Este pasa en Parque Sabarasa*?
-Sí, pero te conviene bajarte y tomarte el subte porque da mucha vuelta.
-Ah, es que ando sin guita. Salí de la cárcel hace poco.
-Ah (glup)… bueno, te puedo dar para el subte.
Saco seis mangos del bolsillo, le doy cuatro.
-No tengo mucho, pero lo comparto con vos… (¿?)
-Soy de Villa Esparraguete**. Jodido… Ya me dieron un balazo, acá. Ahora ando armado. ¿Vos no sos rati, no?
-No.
-¿Seguro que no sos rati, no?
-(glupp) Noo, que voy a ser rati, no…
Abrió la parte de adelante de la mochila y mostró una culata negra. Es todo lo que vi. Ponele que fuera de verdad. Ponele que además tuviera un caño. Y balas y un gatillo. Ya dije que soy un gonca. No voy a repetirlo a cada tres líneas para que me humillen.
-Estoy con otro, está ahí adelante. ¿Sabés qué estaba pensando? Asaltarlos a todos, levantar una guita.
-No, no hagás eso, por favor… mirá, tengo cincuenta mangos, llevatelós.
-Hagamos así… dame los cincuenta y el celular y te vas a tu casa vivo…
-Listo.
Abro la billetera y le doy el de cincuenta; otros dos de diez se asoman. Los cheques ni los vio.
-No hagás bandera, pasamelá. Me mentiste, guacho.
-Estos son para volver…
-Te los dejo, sos buen pibe. Y sacale el chip al celular.
Desconecto los auriculares y salta Queen*** a todo lo que dá. No lo puedo parar, qué momento, ah, sí, botón Walkman, Volumen, no, Parar, ok. Abro la tapita para sacar el chip, ¿dónde está?
-Atrás de la batería.
-Sí, ya sale.
-¿Escuchás rock? A mí me recabe el rock. ¿Qué es eso?
-Es una... banda inglesa…
-Yo a veces me voy a uno de esos boliches de trolos… ojo, soy macho eh, voy porque me gusta la marcha…
-Sí, dicen que está bueno… (¿?)
Se mete el celular en el bolsillo y divaga sobre la vida difícil que llevó, las cosas que le pasaron. Tiene ojos verdes, una gorra, ropa normal. Diría que es lindo y que probablemente no fuma, no bebe, ni usa drogas. Toma sol. “Dentro de todo habla bien, es un buen pibe, la tuvo difícil”. Le tiro que “este sistema de mierda nos manda a todos al muere y no le importa si nos va todo para el orto” y cosas así. Le digo que está para más. Me pregunta de qué trabajo. Instalador de antenas****. Me dice que le consiga unas changas, para tirar cables, que está dispuesto a intentar. Que tengo cara de intelectual y que está seguro de que aprendería mucho conmigo.

Si todo esto fuera uno más de mis textos inventados, escribiría que me quiso poner un chupón mientras el colectivero, el chancho y tres viejas formaban una bella sección de cuerdas, los pasajeros bailaban y se abrazaban, y la máquina de monedas en vez de boletos daba celulares gratis. Pero me extendió la mano y me deseó suerte y compañía divina, y se lo retribuí. Tocó el timbre y se bajó con su mochila en la parada siguiente. Lo miré a través del vidrio. Él miró para atrás y para adelante, sin ningún sentimiento aparente, sin ninguna evidencia de nada. Pispié alrededor a ver si alguien a bordo estaba al tanto de lo que había pasado. Nadie. Cuando volví a mirar para afuera, había desaparecido. Tiré del auricular que tenía por adentro de la remera y lo enrosqué. Me bajé y me fui a laburar con el cable en la mano las ocho cuadras. Cuando llegué a la oficina, conté todo más o menos por arriba e hice lo que tenía que hacer. A la vuelta, un amigo me ofreció dejarme cerca de casa; le dije que a pesar de la decencia del señor caco gracias a la cual nada pasó a mayores, y que estadísticamente sería difícil que me asaltaran dos veces en el mismo día, hoy aceptaría volver en auto con el mismísimo Lúcifer en ropas de ballet con zapatillitas rosas en las pezuñas. Ya en casa, relaté los detalles a mis familiares mientras comía sin muchas ganas, y me puse a arreglar la persiana de la pieza mientras mi viejo y fiel celular tododescascarado-fuerademoda-windows311-sinjueguitosnimp3-nimemorystick-muchomenoscámara nuevamente cargaba baterías para enfrentar quién sabe qué aventuras. Ojalá que ninguna, qué chotos son los blogs de anécdotas de colectivos.

PD: Hablando de eso, La Arveja Negra vuelve a su programación habitual, y no volverá a contar anécdotas de la vida real a menos que a algún delincuente no asumido (porque eso es lo que sos) me atraque en un colectivo.

* No creerán que este lugar existe…
** No, tampoco.
*** No, esto tampoco es verdad. Lo que está con asteriscos no es, el resto sí.
**** Mentira. No vaya a ser cuestión que me empiecen a llamar lectores chorros que saben que soy fácil. ¡De acá!

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me encantó el blog...
No por el mal momento por el que pasaste, sino por la forma tragica/comica del relato.!!!
Saludos.
MJ.