PEQUEÑAS ALAS, FALSAS Y DE PLÁSTICO

Me acuerdo como si fuera hoy. Hace exactamente 17 años, Stevie arañaba con la punta de los dedos callosos el clavijero de la Strato, mientras intentaba aferrarse con la otra mano al arpa que usa hasta hoy y por toda la eternidad; un arpa con cuerdas gruesas como el pirulín de un angelito.
Sus ropas no son más las que veíamos entre las botas tejanas y el sombrero tan particular. Ni su bigotito al revés le quedó. A decir verdad, no toca tan bien que digamos.
-¿Documentos, señor?

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