LAS EDADES DEL NIÑO

por el médico pediatra Jorge Alberto Cascagnari (Dr. Jorge)
Hablaremos este mes de las edades del niño, ese flagelo que nos toca a todos: padres, hermanos, vecinos, maestros, pediatras, bueh… la lista es interminable. El peluquero quel pibe no se le queda quieto en la sillita esa, en fin… Vamos a los números.
Al nacer, estas criaturas nos sorprenden a todos con sus gritos pelados y apariencia general de ranas. Esto es NORMAL.
A los seis mesesitos, empiezan a comer papillas y a embarrarse de lo lindo, después de todo es la ley de la Naturaleza: entra por aquí, sale por allá, y cómo sale, faaaaaaaaa, se-la-regalo, señora… A esta edad también gatean y se llevan todo a la boca; es la fase de recolección de anticuerpos. Se dice que entre los seis mesesitos y el año, 75% del peso corporal del niño son ácaros y anticuerpos de toda clase.
Al añito se paran solitos y empieza la joda. Aaaaaaamigo… que te toco esto, que te tiro lo otro, que te rompo lo de más allá. Te miran y parece que te porfían, los turros. Los pibes no paran, ENE-O PE-A-ERRE-A-ENE, NO PARAN. A esta edad ya son concientes de sus actos y pueden ser castigados. Una frase aleccionadora puede ser “Si sos TAN CARADURA de andar por ahí caminando y rompiéndome las cosas, te va a gustar arrodillarte en estos garbanzos que trajo tu bisabuelo de España.”
A los dos añitos, tiran comida al piso y le bailan encima, sueltan improperios si no se les lleva la corriente, y piden todo lo que ven. También aprenden que los gases y los eructos pueden ser usados como gracia para impresionar al otro.
A los tres, ya nos hacen pasar vergüenza a lo grande: “¿Pero cómo, papi, si vos dijiste que la tía Emilce era una reventada…?”
A los cuatro, piden esos juguetes caros que ven en las propagandas de cable: el más baratieli es la pista de coches con lavadero.
A los cinco, repiten como endemoniados la frase “¡Tiene nata!”, como si no hubiera otra en el mundo. Y no quieren ir a la escuela, por más anécdotas ejemplificadoras de Sarmiento que los papis les cuenten.
A los seis y siete años, hacen preguntas obscenas como “Má, ¿los corazones tienen patas?” y otras de ese estilo. Ya miran el pitito como de reojo.
Hasta los diez transcurre todo más o menos normalmente, escuela, amiguitos, etc, hasta que descubren el pito. Aaaaaaah mi dios, y no lo sueltan, eh… nononooononoo. Esta conducta se repetirá hasta la edad adulta, con la variante que más tarde le pedirán a otros u otras que le agarren el mencionado pene.
Bueno, obviamente este es un resumen muuuy resumido, faltó tocar un montón de temas, el falso crup, las vacunas, el repelente de mosquitos, pero seguramente el próximo mes, si no me cancelan el registro (¡toctoc!), nos veremos de nuevo tratando los temas que nos conocerán mejor a nuestros críos.

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