UNA HISTORIA DE AMOR

Me acuerdo que me llamó a eso de las ocho y media, como si fuera hoy. Hablaba como Graciela Borges masticando una babosa, así de sensual la voz. Empezó preguntándome cómo me llamaba y si me gustaba estar informado; le dije que sí, Eduardo. Una cosa llevó a la otra y acá nos ves, ella me llama todos los agostos; yo, que nunca me gustó Ámbito Financiero, ahora lo leo todos los santos días.

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