POSTAL DE MI PATIO

-Marta!
-Qué?
-La lata del helecho se está pudriendo, che.
-Y qué querés, hace como diez años que está ahí.
-Traeme un pedazo de cable así la atamos.
-Qué?
Doña Marta sale al patio arrastrando las chinelas y secándose las manos con el repasador. A los pocos pasos se le cae y se agacha para levantarlo; el rostro se le colorea como un tomate maduro.
-Qué pasa?
-Necesito un cable, así la ato, se está cayendo toda la tierra...
-Por qué no la pasás a otra lata?
-Y si se muere? Bueno… traeme algo entonces.
Don Cosme se limpia las manos en los fundillos, y se las lleva al bolsillo de la camisa en busca de los cigarros y el encendedor. No están.
-Tomá, usá esto!
Doña Marta se acerca con un recipiente celeste y una bolsa de Coto y la pala.
-Pero no, mujer, cómo me traés un balde de plástico? Tiene que ser una lata… una lata, como las de aceite de auto. Esto no sirve…
La mujer resopla y se lo queda mirando, apoya la pala en la pared y entra a la cocina. Sale con los cigarrillos en la mano y se los entrega.
-Tomá, así te morís de una vez.

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